viernes, junio 08, 2007

Lluvia.



- ¿Puedes hacer que llueva?- dijo ella casi en un susurro.

Un viento frío levantó de improviso las ramas de los árboles enervándolas en el aire. El alzó la mirada clavándola en los ojos de la muchacha sonriendo levemente.

- Siempre deseando lluvia como si de ello dependiera la continuación de los días… A veces pareciera que desprendes parte de tu ser en cada gota, en el sonido único que provoca una lágrima al besar el cristal o en las ondas que se generan cuando se unen a un charco bajo el cielo gris. De improviso entonces, soy yo el que comienza a perder la noción del mundo por complacer tu capricho loco; Te observo en silencio mientras te deleitas con la llovizna y me pregunto cómo puedes desear siempre caminar por la playa cuando el mar está enfadado en vez de añorar el sol.

La muchacha revolvió su café por unos segundos y respondió “¿Por qué posaste tus ojos en mi?”

Canción del Momento: Glycerine de Bush.

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