miércoles, diciembre 26, 2007

Bye bye 2007!

Ayer contemplaba Santiago desde las alturas con este tema -desde la primera vez que lo escuché me ha encandilado- haciendo el clásico recuento del año, ya saben, lo bueno, lo malo, lo mejor… las típicos ítems que solemos hacer los seres humanos cuando se avecina el término de un ciclo.

Merece la pena escucharlo ;)!





1. Lo mejor del 2007:

Creo que tengo varios sucesos bajo este apartado:

- Mi egreso (coro celestial!).
- El seguir trabajando con el mismo equipo con el que hice la práctica.
- Mi Nueva Banda: Yeah! Al fin!!!! Tras varias audiciones con bandas de diversos estilos encontré lo que andaba buscando. No quiero adelantar nada más (por el momento) pero espero que todo salga ok ;).
- Sentir que mis proyectos están desarrollandose al fin!
- La reconciliación con el “Señor X”: Sucedió hace unas dos semanas más menos e, insólitamente, él no necesitó un equipo de fútbol americano para preservar su derecho a paternidad. Tal vez estoy creciendo o simplemente el corazón se va curtiendo con tantas decepciones amorosas porque no me costó tanto recomponerlo tras su partida hace ya varios meses. Yo sentía que hace bastante tiempo había liberado la rabia, el rencor y la pena de todo el asunto… tomó sentido, y sin que me lo propusiera, el “quédate con lo bueno” y tal vez ello permitió que el reencuentro no provocara nuevas heridas sino solo más sonrisas.
- Chris Cornell: Debo ponerlo. Aun estoy alucinando con su show! Prometo que lo rapto la próxima vez que esté en Chile. Será mucho pedir un novio como el mencionado prototipo?

2. Lo peor del 2007:

- La separación de mis padres en agosto. Se que no había escrito nada al respecto y creo que fue una decisión conciente: Si dejaba que los sentimientos afloraran en ese momento me iba al carajo con los estudios; no podía permitírmelo. Creo que por al menos dos meses, cuando mis cercanos me preguntaban al respecto, contestaba con monosílabos y cerraba el tema. Dicen que de todas las experiencias se aprende y que de lo malo se puede extraer siempre algo bueno… Como esto sucedió mientras me enteraba que tendría que hacer un semestre extra en la U, el quiebre con el “Señor X” y desgastadoras situaciones con una amiga. mi vida empezó a entrar en colapso. Rogaba porque las cosas malas me llegaran solo por un solo frente: La Azotea podía escoger entre ámbito familiar, amoroso, amistad, estudiantil pero atacarme por todos ellos fue horroroso. Cabeza fría y di prioridad a mis estudios. Lo bueno de la separación es que ahora tengo una paz en mi familia “rota” y que puedo hablar con mi papá como nunca lo había hecho antes. Tal vez hacía falta un poco de distancia entre mis padres para que cada cual volviera a su eje.
- Tengo que decirlo: El Transantiago. Lo odio con todo mi ser! El otro día en el metro casi me desmayé por causa del calor y el tumulto. Si alguien del gobierno lee mi blog les propongo la siguiente idea: Inicien una fuerte campaña PRO DESODORANTE especialmente al usuario masculino porque en el metro hay muchos que apestan a cebolla!!! Mas que las mujeres, son los hombres los que se transforman en zorrillos! No se, pueden rociarlos antes de entrar al metro con Axe y estoy segura que el viaje sería mas placentero! Reúnanse con las personas indicadas y analícenlo, estoy segura de que todos saldríamos ganando! Ok, puede ser otra marca pero me gustan los Axe, algo tiene ese maldito desodorante y no soy la única fémina que piensa eso.
- La alarmante cifra de crímenes contra las mujeres: Se que se les trata de femicidio pero ese término no me convence del todo. Mal que mal son homicidios y tratarlos de una manera diferente pareciera magnificar el desequilibrio social entre hombres y mujeres… en fin, no les daré la lata con mi teoría de grupos vulnerables.
- Deje de fumar y volví a fumar… maldito vicio. La ansiedad me mataba así que era eso o comer. Que diablos…!

- El final de Gimore Girls!

3. Mejores Hallazgos 2007:

Mmmm… aunque no son todas bandas nuevas diría que este año han sido para mi todo un descubrimiento: Stream of Passion, Aenima (gracias Pame!), The Birthday Massacre, Iluvatar (gracias Little Soul!), Delain y Agua de Annique… al menos las que recuerdo ahora.

4. Mejores Libros 2007:

Tienen ya sus años pero que manera de reír con esta saga: Sookie Stackhouse de Charlaine Harris. Inolvidable también la saga de Stephenie Meyer que me ayudo a sobrevivir en agosto. Leer siempre me ha transportado así que en tiempos difíciles me vuelvo un ratón de biblioteca.

5. Perfume 2007:

Miss Dior Chérrie de Dior.

6. Nueva Excentricidad:

Dedicarme a plantar semillas. Suena absurdo pero el contacto con la tierra me relaja y el verlas crecer me reconforta. Hace unos días abrieron por primera vez los girasoles que planté en octubre y se ven lindísimos.

7. Mejores regalos 2007:

Una maravillosa agenda de teléfonos de Jask, una cajita de madera hecha por Aly con girasoles y mi nuevo iPod (aunque aun no se cómo diablos subir un video en él, me está superando el artilugio así que cualquier ayuda es bienvenida)

8. Cambios de Look 2007:

4 entre cortes, colores y alisados.

9. Mantra 2007:

“todo saldrá bien”

10. Peor cantidad de dinero invertida 2007:

El gimnasio! (este ítem debería albergar el sufrimiento físico también…); no daré detalles para resguardar mi dignidad.

11. Series nuevas 2007:

The big bang theory! No se si he tenido demasiados amigos ingenieros que esta serie me saca carcajadas por media hora, particularmente Shelton con sus manías y Howard con su postura de latin lover. Ahhh! y Heroes que comencé a verla recién este año.

12. Plan Maestro 2008:

- Viajar en febrero!.
- Seguir trabajando.
- Pasar el grado.
- Si paso el grado, trabajar gratis 6 meses para el estado.
- Terminado ello, armar mis maletas y largarme a otras tierras por un tiempo aun no definido.
- La Banda!!! No puedo olvidar ese nuevo proyecto que calza paralelo a todo lo dicho anteriormente.
- Conquistar el mund… ejem, cof, cof.
- Como ven son planes a largo plazo así en enero parto estudiando para empezar con la Fase A del plan maestro (Fase A: Aburrirse estudiando para el grado)
- Ámbito Amoroso: No fijarme en ningún imbecil que estropee el plan maestro!



Canción del Momento: Llevo varias de Zakk Wylde pero el tema escogido es Way Beyond Empty de él.

… (And) Would you promise me
Things they'd never change
Could you promise me
That things they'd stay the same?...

viernes, diciembre 21, 2007

Día D

Pajaritos trinando. Abro un ojo… Aun está oscuro, maldita sea! Me vuelvo a acurrucar cerrando los ojos con fuerza.

Alerta de terremoto, mi profesor de Proceso Penal reunía a todo el curso y nos daba un pasaje para volver a casa antes de que sucediera… Mi papá pasaba a buscarme…Despierto de nuevo con el estómago transformado en piedra! Como si no tuviera suficiente con mi conciente, mi inconciente se esmera por generar catástrofes justo este día!!!

A las seis a.m. ya estaba en pie, dando vueltas por la casa cual león enjaulado. Siguiendo las instrucciones de Aly, me mantuve alejada del café y de cualquier cosa que aumentara mi imaginaria úlcera. A las 8 a.m. no aguanté más y la llamé en condiciones paupérrimas, fumado un cigarro tras otro hablando descontroladamente. Menos mal que no me vio ningún vecino con el cabello revuelto, unas ojeras descomunales fumando cual locomotora. Le explique mi sueño, le enumeré todos mis miedos y, como siempre, logró calmarme al punto de solo sentir mariposas al exhalar (todo un avance, eh?).

Debía estar allá a las 11 a.m. en la universidad pero ya estaba clavada a las 10:30 con cara de cordero degollado tras una golpiza fatal. En unos minutos más sabría si había egresado!

“Y si no egresaba?, No! Vas a egresar, debes pensar positivo”.

La chica que repartía los exámenes me observó detenidamente y, tras explicarle mi “situación”- a estas alturas las piernas ya me habían empezado a temblar- dijo que sería la primera en recibir el examen… y “que me daría una buena noticia”. Comenzaba a bajar las escaleras hacia secretaría para buscar los sobres cuando le alcancé a gritar que realmente necesitaba dos buenas noticias (mis dos últimos ramos, crap, craaaaaaaaaaap, craaap!!!)

En eso llegó Aly
que, cual ángel guardián, venía a hacerme compañía.

Ok, llegó el momento. Partí a buscar la nota de Profundizado de Derecho Civil. Necesitaba un 2.0 para pasarlo. Tras unos segundos interminables lo recibo y ¡Obtuve un 5.6! Ja! Uno menos!!! Jump, jump, jump!
Ahora tocaba el examen que era la madre de todas mis crisis: Proceso Penal. La chica me ve y comienza a buscarlo en un alto de exámenes para dar término a mi angustia. Rayos! Hasta ahí no mas me llegó la fuerza y me tuve que apoyar contra una pared mientras daban con el que tuviera mi nombre.
Por este ramo no tuve vida un semestre, me quemé las pestañas leyendo todos los textos de clases, memorizando el código, leyendo todos los resúmenes que me entregaron solidariamente, revisando las pruebas de años anteriores para “aprender” a contestar sus preguntas. Por este ramo gruñí a mas de algún inocente, fui una autista hasta en msn, pensé en matar una vaca para entregarla en sacrificio a algún dios (sorry greenpeace) y hasta me sentí una completa imbécil por no poder reflejar mi esfuerzo en las notas parciales.

Y ahí estaba. Mi examen. La respuesta a mi incertidumbre (y mi futura cordura…)

Respira profundo, será poco digno que caigas al piso con convulsiones!

Lo recibo, abro la primera página y veo un 1, 75. Fue tal mi shock que casi, casi caigo al piso en tres tiempos!!!. Supongo que debo haber dicho algo como un “Qué?!” o algún sonido extraño de la índole gutural ya que Aly me arrebató el examen y dijo “esto no puede ser!”. Recuerdo que siguió revisando mi examen que constaba de dos partes y dice “en la segunda parte tienes otra nota! ES EL PUNTAJE! HAY QUE SUMAR LAS DOS PARTES!!!”

¿Tienen alguna idea del preinfarto que pase en esos 10 segundos de pánico!?

Nos sentamos y empezamos a sumar las dos partes. Corrección: “intentamos” sumar porque hasta la calculadora del celular nos resultaba imposible (Si se están preguntando por qué necesitamos una calculadora, la respuesta es simple: Los abogados no sumamos mentalmente, tampoco manualmente a menos que no exista otra forma de sacar la comisión que cobrarás a tu cliente… Eso me dijo un profesor en segundo)

Sumando, sumando me dio mi nota final y pase, o sea, egresé! Al fiiiiiiiiiiiin! Cada vez que lo digo un coro angelical emerge desde el cielo!

Mi papá fue el mas feliz al recibir la noticia! Lo llamé al cel y le dije “Aló papá? Comienza a saltar en un pie, egresé!!!!”- de seguro que lo hizo después de colgarme, no tengo dudas al respecto.

Así que salimos a celebrar! Ni amarrada me quedaba en casa! Necesitaba volver a la civilización.

Canción del Momento: Francamente y por extraño que parezca, ninguna. Van a ser las tres, no he dormido mucho desde ayer y me caigo del sueño.

domingo, diciembre 16, 2007

Cita a Ciegas!



Esto de las citas a ciegas puede resultar un desastre!!! Aquí les dejo el relato de una chica que fue a una de esas horrorosas torturas (una de sus amigas había decidido, arbitrariamente por cierto, concertarle una con un tipo que había publicado un anuncio en el periodico)

Lean y aprendan.



“… Entramos en el enorme restaurante, y un camarero puertorriqueño nos acompañó a una mesa junto a una ventana.
Me senté.
Chuck se sentó enfrente de mí.
Nos sonreímos con torpeza.
Los dos quisimos decir algo a la vez. Entonces los dos nos callamos, y ninguno dijo nada. Luego, al unísono, dijimos: «Di, di»; reímos y volvimos a decir al unísono: «No, di tú primero.»
Fue gracioso, y ayudó a romper el hielo.
—Por favor —dije tomando las riendas de la situación, temiendo que aquello se prolongara toda la noche—. Di tu primero, de verdad. Insisto.
—De acuerdo. —Chuck sonrió—. Iba a decir que tienes unos ojos muy bonitos.
—Gracias. —Le devolví la sonrisa, y me ruboricé.
—Me encantan los ojos castaños —añadió Chuck.
—A mí también —confesé. De momento todo iba bien. Al menos teníamos un par de cosas en común.
—Mi mujer tiene los ojos castaños —agregó.
¿Cómo?
—¿Tu mujer? —pregunté con un hilo de voz.
—Bueno, ex mujer —corrigió—. Ahora estamos divorciados, pero no me acostumbro.
¿Qué se suponía que tenía que responder yo a aquello? Yo no sabía que Chuck había estado casado. Pero no tenía importancia, me dije: todo el mundo tiene un pasado, y de todos modos, Chuck nunca me había dicho que no hubiera estado casado.
—Ya lo he superado —dijo.
—Bueno… estupendo —dije, como dándole ánimos.
—Le deseo lo mejor.
—Me alegro —dije sinceramente.
Hubo una breve pausa.
—No le guardo rencor —dijo Chuck, y se quedó mirando el mantel con gesto amargado.
Otra breve pausa.
—Meg —dijo.
—¿Cómo dices?
—Meg —repitió Chuck—. Se llama Meg. Bueno, en realidad se llama Margaret, pero yo siempre la llamaba Meg. Era un apodo cariñoso.
—Es muy bonito.
—Sí —repuso Chuck esbozando una sonrisa enigmática—. Sí, lo era.
Hubo otro silencio, un poco más tenso.
Noté que algo se caía, y tardé en darme cuenta de que se trataba de mi alma. Era mi alma cayendo en picado a mis pies, en un viaje sin escalas y sin retorno.
Pero quizá estuviera siendo demasiado pesimista.
A lo mejor podíamos ayudarnos mutuamente a recuperar la ilusión. A lo mejor lo único que Chuck necesitaba era una mujer que lo amara de verdad. A lo mejor lo único que yo necesitaba era que Chuck Thaddeus Mullerbraun, de no sé dónde, me amara de verdad.
La camarera vino a tomarnos la comanda de bebidas.
—Un vaso de agua del grifo —dijo Chuck arrellanándose en la silla y dándose unas palmaditas en la barriga. Tuve la espantosa sospecha de que llevaba una camisa de nailon.
¿Qué significaba aquello de agua del grifo? ¿Acaso bebía agua del grifo? ¿Tenía una pulsión de muerte?
La camarera lo miró con desprecio. Sabía reconocer a un agarrado.
No pretendería que yo también bebiera agua del grifo, ¿verdad? Bueno, lo sentía mucho, pero Chuck podía irse al cuerno, porque yo pensaba tomarme algo. Algo decente.
Hay que definirse desde el principio.
—Un Bacardi con coca cola light —dije, intentando que mi petición sonara razonable.
La camarera se marchó y Chuck se inclinó sobre la mesa.
—No sabía que bebías alcohol —comentó.
A lo mejor resultaba que no podíamos ayudarnos mutuamente a recuperar la ilusión. Lo dijo con tanto asco y reprobación que fue como si hubiese dicho que no sabía que me gustaba acostarme con niños pequeños.
—Sí —dije con tono ligeramente desafiante—. ¿Por qué no? Me gusta tomarme una copa de vez en cuando.
—De acuerdo —dijo—. De acuerdo. No me importa, de verdad.
—¿Tú no bebes?
—Sí, claro que bebo.
Menos mal.
—Bebo agua —continuó—. Y refrescos. Es lo único que necesito beber. No hay nada mejor para la sed que un buen vaso de agua helada. Yo no necesito alcohol.
Me preparé para lo que se avecinaba. Si me dice que no necesita estimulantes para disfrutar de la vida, me largo, me prometí.
Pero no, no fueron por ahí los tiros.
Y seguimos conversando.
—¿Y tu mujer? Quiero decir, tu ex mujer Meg. ¿Tampoco bebe? —pregunté—. Alcohol —añadí apresuradamente, antes de que volviera a ponerse semántico.
—Jamás tocó el alcohol —declaró Chuck—. Jamás lo necesitó.
_Bueno, yo tampoco lo necesito —repuse, al tiempo que me preguntaba por qué demonios intentaba defenderme.
—Oye —dijo mirándome fijamente—. Lo que tienes que preguntarte es: ¿a quién estoy intentando convencer? ¿A él, o a mí misma?
Bueno, ahora que lo tenía enfrente, mira, no estaba tan bronceado.
Nos trajeron las bebidas. Un vaso de agua para Chuck y mi Bacardi con coca cola light.
—¿Ya saben lo que van a tomar? —preguntó la camarera.
—Pero si acabamos de llegar —protestó Chuck con malos modos.
La mujer se marchó. Me habría gustado ir tras ella y disculparme, pero Chuck me retuvo con lo que podríamos llamar conversación.
—¿Has estado casada alguna vez, Lindy? —me preguntó.
—Lucy —le corregí.
—¿Cómo dices?—Lucy —repetí—. Me llamo Lucy.
Me miró extrañado.
—No me llamo Lindy —me expliqué.
—Ah, ya —dijo él, y soltó una risotada—. Perdóname, perdóname. Ya te entiendo. Sí, claro. Lucy.
Volvió a reír a carcajadas.
Y tardó un buen rato en parar.
Sacudía la cabeza y decía: «¡Lindy! ¡Ostras! ¿Qué te parece», y «Ja, ja, ja. ¡Lindy! ¿Te imaginas?».
Entonces, con un acento de sureño reaccionario de la clase baja rural, dijo algo como «¡Átame al cerdo y úntame de melaza!» Al menos, eso fue lo que a mí me pareció oír.
Y aquella cara que me había parecido tan sólida, de pronto se quedó inmóvil, perfectamente rígida.
Yo seguí allí sentada, con una sonrisa forzada en los labios, esperando a que Chuck se tranquilizara, y entonces dije:
—Respondiendo a tu pregunta, Brad, no, nunca he estado casada.
—Oye, oye —dijo él con expresión de enojo—. Me llamo Chuck. ¿Quién es ese Brad?
—Era una broma —me apresuré a aclarar—. Es que tú… tú me has llamado Lindy. Por eso yo te he llamado Brad.
—Vale, muy bien. —Me miró como si estuviera completamente chiflada.
Ahora su cara era como una proyección de diapositivas: una sucesión de imágenes estáticas, con pequeños espacios en blanco entre una y otra, durante los cuales Chuck eliminaba una emoción y esperaba a que apareciera otra nueva.
—Oye, guapa, ¿tienes algún problema psicológico? —me preguntó—. Porque ahora mismo no hay espacio en mi vida para chicas con problemas psicológicos.
Tuve que contenerme para no preguntarle cuándo creía él que habría espacio en su vida para chicas con problemas psicológicos, pero me costó.
—Sólo era una broma —dije intentando sonar agradable. Pensé que lo mejor que podía hacer era calmarlo, porque aquel cambio repentino de humor me había alarmado un poco.
Seguro que Chuck pertenecía a algún club de tiro. Había algo raro en su mirada, algo de maníaco, en lo que no me había fijado en un primer momento. Y también había algo raro en su pelo… ¿qué era?
Chuck me miró a los ojos y asintió lentamente con la cabeza (mientras su cabeza se movía, su cabello permanecía inmóvil), y dijo:
—Ahora lo entiendo. Eso es humor, ¿no?
Esbozó una sonrisa, mostrando toda la dentadura, para que yo supiera que valoraba mi sentido del humor.
Era evidente que se lo había secado con secador y cepillo, pero además…
—Intentabas resultar graciosa, ¿no? Ya, ya.
Llevaba un montón de laca, eso seguro…
—Me gusta, me gusta. De verdad. Tienes sentido del humor, ¿no?
¿No sería peluquín?
—Mmmm —murmuró. No me atrevía a abrir la boca por si le vomitaba encima, en aquellos ridículos vaqueros.
Aunque más bien parecía un casco, rígido y pegajoso…
Chuck cogió un panecillo y se lo metió entero en la boca; se puso a masticar y masticar como una vaca rumiando. Era asqueroso.
Y entonces hizo una cosa que me dejó estupefacta: se tiró un pedo. Pero un pedo escandalosamente largo y sonoro, y Chuck ni siquiera se disculpó.
Cuando yo todavía no me había recuperado de la impresión, la pobre camarera vino por la comanda, aunque yo estaba convencida de que vomitaría si me veía obligada a ingerir algún alimento. En cambio, el apetito de Chuck estaba intacto.
Pidió el bistec más grande que había en la carta, y lo pidió poco hecho.
—¿Por qué no pides que te traigan la vaca entera? —sugerí.
Yo no tenía nada en contra de la gente que comía carne roja, pero tenía tantas ganas de ser desagradable con él que no desaproveché aquella ocasión.
Desgraciadamente, Chuck se limitó a reír.
Qué lástima. Qué forma de malgastar los comentarios desagradables.
Entonces Chuck decidió que ya iba siendo hora de que nos conociéramos mejor, de que compartiéramos nuestras experiencias vitales.
—¿Has estado en el Caribe? —me preguntó. Y, sin esperar respuesta, se puso a describir las arenas blancas, a los simpáticos nativos, las fabulosas tiendas libres de impuestos, la maravillosa gastronomía, los fantásticos precios que él podía conseguir porque su cuñado trabajaba en una agencia de viajes…
—Bueno, ahora, técnicamente, ya no es tu cuñado, porque te has divorciado de Meg, ¿no? —le interrumpí, pero Chuck no me hizo ni caso. Tenía toda su atención concentrada en él mismo.
La descripción lírica era interminable. La hermosa cabaña en que se había hospedado, la fosforescencia de los peces tropicales… Me armé de paciencia, hasta que no pude soportarlo más. Interrumpí bruscamente una descripción de las limpias, transparentes y azules aguas por las que Chuck había navegado en un barco con el fondo de cristal.
—A ver si lo adivino —dije con sarcasmo—. Segura que ese viaje lo hiciste con Meg.
Chuck me miró, y la sospecha se dibujó en su inmóvil rostro.
Entonces esbocé una sonrisa deslumbrante, con ánimo de confundirlo.
—Oye, ¿cómo lo has adivinado? —me preguntó.
Me puse la mano debajo del trasero para no pegarle un puñetazo.
—Mira, intuición femenina, supongo —dije con una risita tonta. Estaba a punto de vomitar. Y hablando de dientes, ¿qué les pasaba a sus dientes? ¿Acaso llevaba un protector de dentadura?
—Así que te gustaría tener una relación conmigo, ¿no, Lisa?
—Pues… —¿Cómo podía decirle yo, sin ofenderlo, que prefería tener una relación con un leproso? Sin ofender al leproso, claro.
—Porque tengo que advertirte —dijo sonriendo —que soy un tipo bastante difícil de contentar.
¿Dónde estaba mi cena?
Ya no me importaba.
—Pero tienes cierto encanto.
—Gracias —murmuré—. No hace falta que te molestes.
—Sí. En una escala del uno al diez te daría… a ver, sí, creo que un siete. Bueno, digamos un seis y medio. Tengo que deducirte medio tanto por ciento por haber bebido alcohol en nuestra primera cita.
—Querrás decir que tienes que deducirme medio punto, y no medio tanto por ciento. Y ¿qué diferencia hay entre beber alcohol en la primera cita y hacerlo en las posteriores? —pregunté.
Me miró frunciendo el entrecejo.
—Tú tienes mucha labia. Haces muchas preguntas, ¿lo sabías?
—No, Chuck, te lo pregunto en serio. Me interesa saber por qué he perdido medio punto.
—De acuerdo, te lo contaré. Claro que te lo contaré. ¿Te das cuenta del mensaje que transmites bebiendo alcohol en la primera cita, Lisa? ¿Te das cuenta de la definición que haces de ti misma?
Lo miré perpleja.
—No —contesté—. Pero elucídamelo, te lo ruego.
—¿Cómo dices?
—Que me lo elu… Bueno, que me lo expliques.
—Fácil —dijo Chuck—. Transmites el mensaje de que eres fácil. De que estás disponible.
—No me digas. —Pero qué tío tan asqueroso.
—No hay ningún hombre que respete a una mujer borracha —sentenció, mirándonos primero mi Bacardi y luego a mí con los ojos entrecerrados.
Aquello tenía que ser una broma, algún montaje raro. Era la única explicación que se me ocurría. Miré alrededor, imaginando que vería a Daniel sentado a una mesa, y a un cámara de Objetivo indiscreto acercándose a mí.
Pero no vi a nadie.
Dios mío, suspiré, cuándo se acabará esto. Qué manera de perder el tiempo. Sobre todo un viernes por la noche, cuando daban programas tan buenos por la televisión.
«Mira, no tienes por qué aguantarlo más», susurró una vocecita rebelde dentro de mi cabeza.
«Claro que sí», replicó una vocecita responsable.
«Que no, de verdad», insistió la primera voz.
«Pero… es que… yo accedí a quedar con él, y por lo tanto tengo que aguantar un tiempo determinado. No puedo marcharme ahora. Eso no sería de buena educación», protestó mi yo responsable.
«¿De buena educación? —dijo la vocecita rebelde, indignada—. ¿De buena educación, dices? ¿Acaso es él bien educado? Estoy segura que los americanos que destrozaron Hiroshima eran más educados que él.»
«Sí, pero yo casi nunca salgo con hombres, y a caballo regalado…», explicó mi yo responsable.
«No puedo creer lo que estás diciendo —dijo mi yo rebelde, sinceramente sorprendido—. ¿Tan baja es la opinión que tienes de ti misma que prefieres estar con un hombre como éste a estar sola?»
«Es que me siento muy sola», dijo la vocecita responsable.
«Querrás decir que estás desesperada», me espetó la vocecita rebelde.
«Hombre, visto así…», dijo mi yo responsable a regañadientes, reacia a despreciar a un hombre, por repugnante que fuera.
«Pues claro que lo veo así», dijo mi yo rebelde sin vacilar.
«Bueno, en ese caso, supongo que puedo hacer ver que me encuentro mal —dijo mi yo responsable—. Puedo fingir que me rompo una pierna o que sufro un ataque de apendicitis, o algo así.»
«De eso nada —dijo mi yo rebelde—. ¿Para qué le vas a hacer ese favor? Si piensas irte, vete como Dios manda. Que se entere de lo desagradable que es, de lo detestable que lo encuentras. Tienes que hacerte valer.»
«No, no puedo…», protestó mi yo responsable.
La vocecita rebelde guardaba silencio.
«O sí puedo?»
«Claro que puedes», dijo mi vocecita rebelde con cariño.
«Pero, pero… ¿qué tengo que hacer?», preguntó mi yo responsable, angustiada.
«Ya se te ocurrirá algo. Y permíteme que te recuerde que si te marchas ahora llegarás a casa a tiempo para ver Rab C Nesbitt», añadió mi vocecita rebelde.
Chuck seguía con su perorata.
—Hoy he ido en metro y te aseguro, Lizzie, puedes creerme, que era el único tío blanco de todo el tren…
¡Basta! Ya no aguantaba más.
«Es que me da miedo —reconoció mi yo responsable—. ¿Y si me persigue y me tortura y me mata? Seamos sinceros: parece de ésos.»
«No temas —dijo la vocecita rebelde—. No sabe dónde vives, ni siquiera tiene tu número de teléfono. Lo único que tiene es un apartado de correos. ¡Adelante! No tienes nada que temer.»
Me levanté, con una vertiginosa sensación de poder, y cogí el bolso y el abrigo.
—Perdona. —Esbocé una dulce sonrisa, interrum¬piendo a Chuck, que hablaba de que debería haber controles de emigración más estrictos y de que sólo los blancos deberían tener derecho a voto—. Voy un momento al lavabo.
—¿Tienes que llevarte el abrigo al lavabo? —me preguntó.
—Sí, Chuck —dije.
—Ya.
¡Gilipollas!
Me alejé. Me temblaban las piernas. Tenía miedo, pero también estaba contenta.
Nuestra camarera estaba limpiando una mesa; pasé por su lado, y tenía tanta adrenalina en la sangre que casi no podía hablar.
—Perdone —dije, aturullada, como si me hubiera crecido la lengua y no me cupiera en la boca—. Estoy en aquella mesa junto a la ventana, y el caballero quiere que le lleven una botella del champán más caro que tengan, por favor.
—Por supuesto —dijo la mujer.
—Gracias. —Sonreí y seguí mi camino.
En cuanto llegara a casa, llamaría al restaurante para asegurarme de que no habían despedido a ningún empleado.
Llegué al lavabo, vacilé un instante, y seguí caminando. Aquello era como un sueño. Hasta que no salí por la puerta del restaurante y me planté en la calle, no me creí lo que acababa de hacer, que me había marchado.
Mi plan original era salir del restaurante y marcharme a casa, dejando que el tiempo fuera el que le indicara a Chuck que yo no iba a volver. Pero eso habría sido hacerle una trastada. Se le habría enfriado la comida mientras me esperaba en vano.
Eso, suponiendo que aquel repugnante individuo fuera lo bastante educado como para esperar a que yo volviera a la mesa antes de ponerse a comer su animal casi crudo.
Con todo, decidí darle el beneficio de la duda.
Me puse el abrigo, y pese a ser un viernes por la noche frío y lluvioso, encontré un taxi enseguida.
Los dioses me sonreían. Aquélla era la clase de señal que yo necesitaba para pensar que había hecho lo correcto.
—Ladbroke Grove —le dije, emocionada, al taxista—. Pero antes ¿podría hacerme un favor?
—Depende —contestó el taxista, desconfiado. Los taxistas de Londres son así.
—Acabo de despedirme de mi novio. Se va a vivir fuera, y ahora está sentado junto a la ventana en ese restaurante. ¿Le importaría acercarse despacito a la ventana hasta que él me vea, para que pueda decirle adiós por última vez?
Al taxista le conmovió mi petición.
—¡Como Frank Sinatra y Ava Gardner! Y yo que creía que ya no había romanticismo en el mundo —dijo con voz quebrada—. Eso está hecho. Enséñeme quién es.
—Aquel moreno y guapo de ahí —dije, señalando a Chuck, que estaba mirándose en la hoja de su cuchillo mientras esperaba a que yo regresara del lavabo.
El taxista avanzó hasta situarse a la altura de la mesa de Chuck, y yo bajé la ventanilla.
—Encenderé la luz para que su novio pueda verla mejor —dijo el taxista.
—Gracias.
Chuck giraba el cuchillo para captar su reflejo desde distintos ángulos.
—Qué presumido —comentó el taxista.
—Sí, un poco.
—¿Seguro que es ése? —preguntó el taxista.
—Seguro.
Chuck empezaba a enfadarse. Era evidente que yo ya llevaba más tiempo en el lavabo del que Meg solía emplear, y eso no le gustaba.
—¿Quiere que toque la bocina? —preguntó mi fiel taxista.
—Sí, ¿por qué no?
El taxista lo hizo y Chuck miró hacia la calle. Asomé la cabeza por la ventanilla y agité una mano.
Chuck sonrió al reconocerme, y levantó una mano.
Pero entonces la confusión empezó a apoderarse de su cara de estúpido, cuando se dio cuenta de que aquella mujer a la que estaba saludando con la mano era la mujer con la que había salido aquella noche, la mujer con la que se suponía que estaba cenando, la mujer cu¬yos langostinos rebozados estaban siendo colocados, en ese preciso instante, ante su silla vacía; y que aquella mujer estaba sentada en un taxi que se disponía a abandonar el escenario. Chuck interrumpió bruscamente su saludo. Frunció la anaranjada frente. No entendía nada. Aquella situación no tenía sentido.
Y entonces lo comprendió.
La cara que puso fue comiquísima. Cuando se dio cuenta de que yo no estaba en el lavabo, sino que me estaba pirando en un taxi, se quedó de piedra. La expresión de incredulidad, rabia y furia de su bronceada, petulante y asquerosa cara compensaba con creces el mal rato que yo había pasado aquella noche. Chuck se levantó de la silla y soltó el cuchillo en el que se había estado contemplando.
Yo no podía parar de reír.
—¿Pero qué…? —articuló Chuck, furioso, mirando por la ventana.
—¡Que te den por culo! —articulé yo. Entonces saqué una mano por la ventanilla, con el dedo corazón apuntando hacia arriba, por si Chuck no me había leído los labios. Él se quedó mirándome, furioso e impotente.
—Vámonos —ordené al taxista.
El taxista pisó el acelerador en el preciso instante en que dos camareras se acercaban a la mesa de Chuck, una con un cubo de hielo y una servilleta blanca, y la otra con una botella de champán”.

Extracto del libro: Lucy Sullivan se Casa de Marian Keyes.

Canción del Momento: She Hates Me de Puddle of Mudd. Me da risa la letra, lo confieso :)

... She fucking hates me
trust
she fucking hates me
la la la love
I tried too hard
and she tore my feelings like I had none
and ripped them away...

martes, diciembre 11, 2007

CHRIS CORNELL!



Sublime.

Photo Sharing and Video Hosting at Photobucket
http://www.terra.cl/musica/contenido.cfm?id_cat=115&id_reg=891772

No tengo otra palabra! Ayer se realizó en el esperado concierto de Chris Cornell en el Espacio Riesco. Más allá de la travesía que significaron las entradas, la llegada al lugar gracias, literalmente, a José y Antonio (dos angeles caidos del cielo!) y la ansiedad que me devoraba por completo lo pude escuchar en vivo!!!

Con Jask no pudimos conseguir entradas vip por lo que nuestra meta era lograr llegar a la reja que nos separaba de lo que, en una media hora, se convirtió en sinónimo de aire, agua, espacio y buenos signos vitales.


Aproximadamente a las 20:00 Jask me dice solemnemente “déjate llevar por la masa” y obstinadamente comenzamos a avanzar entre el tumulto en busca de nuestro objetivo. Sobre el escenario, el grupo Phoenix con un buen sonido y excelente puesta en escena sacaba aplausos. Es una banda medianamente acorde a Cornell por lo que el recibimiento del público fue bastante bueno. El problema se presentó con The Dandy Warhols. Apretaba como estaba, a unas 5 personas de la reja, comienzo a escuchar a esta banda y recuerdo haber observado a Jask alzando la ceja con esa típica expresión de “debe ser una broma!”. No podíamos entender lo que cantaba el vocalista, la batería, guitarras y bajo eran un solo bloque de sonido que, unido al indescifrable vocalista, formaban un zumbido que comenzó a molestarme. De los aproximadamente 7 temas que tocaron, 5 fueron “pifiados” y no estoy muy convencida que fuera por lo que los medios han calificado como impaciencia del público sino porque, y seamos honestos, el sonido era pésimo, los temas muy parecidos unos con otros y casi nos matan del aburrimiento con un tema letárgico a mas no poder. Las pifias y los “chao” se elevaron en el aire pero esta banda era inmune a ellos - o sorda a todas luces-. Los únicos que parecían felices eran tres chicos a unas cabezas de nosotras, ultra drogados, que bailaban y saltaban eufóricos ante cualquier acorde y la chica que tocaba el pandero en The Dandy Warhols que cabeceaba como si estuviera escuchando a Metallica en sus mejores tiempos.

El público comenzó a volverse hostil. Yo era una persona hostil!; ante lo que llegaba a mis oídos y sin poder moverme. Finalmente, y gracias a la Azotea, abandonaron el escenario. En cuestión de minutos, pensé ilusa, vería a Chris Cornell en gloria y majestad. Digamos que fueron mas que unos minutos y que en el ínter tanto “la masa” comenzó a empujarnos con tanta fuerza que terminé segunda en la fila y Jask en tercera. Tras una larga espera, apareció. Wow! Toda la espera, la semi afixia, el sudor… todo, todo valía la pena por verlo sobre el escenario elevando su magnífica voz a notas divinas. Quienes decían que Chris Cornell había perdido su capacidad vocal estan mas que equivocados. Temas de Soundgarden, Audioslave, Temple of the Dog y sus trabajos como solistas fueron coreados por el público literalmente “a todo pulmón”.

Llevábamos una media hora a cuarenta y cinco minutos de Cornell cuando miro para atrás y veo que Jask me hace una seña para retirarnos hacia un lugar mas despejado. Nos costó salir en demasía. Logramos alcanzar la puerta y salir bajo las estrellas…Aire!!!!! Solo recuerdo que busque media desorientada la pared más cercana y con Jask nos apoyamos en ella dejando que la fuerza de gravedad nos llevara al piso. Estábamos completamente mojadas y no porque nos hayan lanzado agua precisamente; escasamente se paseó en dos oportunidades una botella de agua y hasta cuando salimos ya había una desmayada en lista.

Hubiese dado mi alma por una botella de agua. Ahí fue cuando me contó que la habían golpeado fuerte en la espalda. Dimos gracias por salir vivas jaja!

En eso, comenzamos a escuchar una guitarra acústica y tuvimos que entrar de nuevo. Ahí estaba él con guitarra en mano cantando, embobándonos, magnetizándonos a más no poder. No necesitaba la guitarra para sumirnos en su embrujo, definitivamente.

Transcurrieron varios temas acústicos y yo estaba en las nubes. Para colmo, se sacó la polera y eso era un doble espectáculo para todas las féminas presentes. Este último comentario va al margen de la crítica musical jajaja!

El show duró aproximadamente entre dos horas y media a tres horas (hubiese visto la hora exacta pero al inicio recuerden que no me podía mover) y me doy por pagada! Espero, la próxima vez que venga, estar en ultra vip para poder respirar tranquila mientras me deleito con este magnífico músico!

Canción del Momento: Like a Stone, versión en vivo y acústico de Audioslave.

… I'll wait for you there
like a stone I'll wait for you there
alone…

sábado, diciembre 08, 2007

TERAPIA DE SOL!



Ok, me he levantado desde la tumba con una caipirinha!

Photo Sharing and Video Hosting at Photobucket

Así es, terminé mi último examen ayer y, aun cuando no me entregarán los resultados hasta en un par de semanas más y no sabré si egresé en definitiva, puedo gritar a los cuatro vientos que estoy de vacaciones!!!!!!!! (Aun un zombi pero de vacaciones, Ja!)

Se que es absurdo enclaustrarse por dos exámenes pero tuve que realizarlo ante la inminente tentación de salir de parranda y no volver del solo estrés que implicaba pasar por esta tortura; fugarse era extremadamente seductor!

Aproximadamente a las 13:15 del día de ayer crucé la puerta del auditórium con la famosa frase:

“Este es un pequeño paso para un hombre, y un gran salto para la Humanidad”

... claro, cambiando lo del hombre por fémina aturdida pero triunfante por haber sobrevivido a todo el proceso en el sentido mas literal posible. Obviamente tenía todo planeado para una noche de juerga, odas a Baco y todo lo que ello conlleva pero, patéticamente, a las 17:00 la arena se había empezado a acumular en mis ojos y por más que intenté sacudir de mi piel el cansancio, a las 2:30 ya me encontraba en estado de bulto en mi cama.

Triste, triste, no? Semanas de no-vida y cuando termina todo solo mentalizaba mi cama!

¿Estaré envejeciendo? Aggghhht, que importa! Me hacia falta dormir, estar en msn sin tener un enorme cartel de “NO MOLESTAR!” que obviamente pocos respetaban invocando al peor ogro que resguardan mis entrañas, pensar en mis próximos días de “Terapia de Sol” que aun no decido si hacerla acá en la ciudad o en la playa derechamente y ahhh, las famosas compras de navidad! Rayos! Bueno, las dejaré postergadas hasta que tenga ganas de estresarme de nuevo.

Un buen bloqueador, unas cuantas caipirinhas, tequila-limón-sal, playa, un maravilloso sol en donde mi mayor preocupación sea pensar “¿En cuanto rato mas me doy vuelta para tener un tostado parejo?” Así de Light pero francamente me da lo mismo! No mas libros hasta enero pues, si egreso (egresaré, pensamientos positivos, hay que atraer pensamientos positivos!!!), parto estudiando la tortura del grado.


Photo Sharing and Video Hosting at Photobucket

Siento haber desaparecido raudamente pero comprenderán que era dejar stand by toda mi vida o aumentar considerablemente mis posibilidades de fracaso. A veces hay que hacer sacrificios aunque, si me lo preguntan, (y lidiando con mi conciencia y con Greenpeace) estuve a punto de matar una vaca y ofrecerla en sacrificio a cualquier deidad que la aceptara para egresar de una maldita vez! Esta vez no hice mandas de dejar el cigarro, chocolates o pócimas alcohólicas (temo que mi credibilidad en la Azotea sobre esos puntos sea motivo de risa general pues jamás logro cumplirlas a cabalidad) por lo que me remití a proyectos futuros y a un esfuerzo sobrehumano de mi parte de estudiar y estudiar para no dejarles todo el trabajo del egreso en sus divinas manos.

Así que retomo mi vida al fin!!!! Bueno, después de mi próxima siesta post desayuno prometo retomar mi vida… Es que mi cama tiene un plan malévolo para retenerme!

Que tengan un maravilloso fin de semana, de a poco iré pasando por sus mundos ;)

Canción del Momento: Carry On de Angra!