martes, julio 07, 2009

Esto es personal.



No sé quién es la del reflejo. Se mueve como yo, hace caras como yo y cuando saco la lengua, ella también lo hace.

Pero no se parece a mí y ella se ve mejor que yo.


¿Se entiende? Después de tanto tiempo de dieta, de tantos cambios no me identifico con mi reflejo.

Pocas personas parecen estar totalmente felices por cómo me veo, los demás, insólitamente, aun esperan que baje más kilitos cuando ya estoy en mi peso sobradamente.





Yo no soy perfecta y nunca lo seré. De hecho, me agrada bastante mi imperfección.

Tampoco me subiré a una pasarela y sonreiré. Jamás seré rubia natural, no tengo los ojos azules, no soy plana y creo que lo único que tengo – y hasta por ahí no más- es la altura, 1,73.

Y siento presión por seguir modificándome, por seguir contando calorías, gastando las suelas de mis zapatillas y sin saber cuál es la meta final. Se supone que estoy bien pero casi todos en mi entorno parecen obsesionados para que parezca un alfiler. Tampoco es que me lo digan directamente pero, de una u otra forma, se lee entre líneas.

¿Tantos kilos menos no son bastantes? Y tengo mi examen de grado, suficiente ansiedad ya para pensar en romperme los dedos para no lanzar a mi boca cualquier cosa que no se mueva. ¡Ah! Y sumo a ello la campaña “Hagamos que Maga deje de fumar” ¡¡¡Que deje de fumar!!!! ¡Gracias a la dieta y a los cigarros he bajado 45 kilos y quieren que deje de fumar!

Me gustaría gustarles tanto como yo me gusto aun cuando no me acostumbro aun a mi imagen frente al espejo. Porque por dentro sigo siéndola misma chica loca, caótica, media introvertida que desmenuza la vida mientras le pone melodías.

Tal vez es mucho pedir. Y como tampoco tengo paciencia de monje tibetano, últimamente con cada comentario-presión que me ha llegado he saltado ferozmente. Y de seguro tampoco entienden el por qué salto de esa manera pero siento que gastar saliva explicándoles es pérdida de tiempo.

Creo que era más feliz antes, con mis kilitos extras donde no se esperaba tanto de mí. Cuando no se me congelaban tanto mis extremidades ni la comida sabia con tanta culpa. Tampoco tengo claro si debería escribir y publicar todo esto porque es algo íntimo, algo que solo he parloteado con Aly y ya veo a algún loco que, sin conocerme mayormente, me apunte de Ana o Mía. Aclaro desde ya que toda mi dieta tortura de un año la hice con apoyo de un equipo médico… bueno, en verdad la sigo haciendo.

Tampoco creo estar siendo “mina” contando esto… no saben lo complejo que es ir a comprar ropa y pedir tres tallas más por no tener una maldita idea de tu nueva figura ¡Gracias a los de Arriba los pies no se encojen! O ponerte bikini… dejar que te abracen o te hagan cariño o te vean más ligera de ropa.

Me prometí a mi misma (valga la redundancia) no involucrarme con nadie que no me hubiese dado pelota con mis kilitos de más. ¿Muy absurdo? Para mi tiene bastante lógica; si alguien no se involucró contigo por tener sobre peso, luego bajas y ¡Oh! ¡Sorpresa, ahora si está interesado! tienes más que claro que solo busca el envase.

Conversando por teléfono con mi mamá hace ya varias semanas, me preguntaba por qué estaba saliendo con… ¿Cómo llamarlo? Señor X. Y entre las múltiples cosas que le dije recuerdo haberle comentado algo así como “Él estuvo conmigo antes, cuando estaba más gorda. El vio más allá de eso hace años atrás ¿Cuántas mujeres pueden contar lo mismo? ¿Cuántas pueden decir que las van a querer pese a estar más gordas?” Y mamá me entendió.

En fin… guardaré el escrito porque hace sueño, fue un largo día y quiero ir a dormir. Ya veré si lo publico mañana. También debería cambiar las pics del blog pero bueno… ya me haré una buena sesión de fotos uno de estos días.


Canción del Momento: Breath me de Sia.

…Warm me up
And breathe me…

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