martes, agosto 18, 2009

Con la lluvia.

Hay noches más largas que otras. Noches en que me doy vueltas en la cama sin poder conciliar el sueño. Noches en que extraño más de la cuenta, que me hace falta ruido en el corredor… noches en que me gustaría escuchar alguna pelea por el control remoto o haberme ido a la cama enojada por alguna tonta pelea en la cena familiar.

Hay noches, como las de hoy, en que ni mis amigos imaginarios están conmigo y el replicar de la lluvia en el techo me llena de nostalgia. Y si, fue mi opción venir a vivir con mi papá pero esta noche extraño un poco el caos. Es como cuando hace unas semanas, sentada en almuerzo familiar en casa del Señor X., sentí que se detenía el tiempo mientras los observaba bromear entre ellos, reír y batallar por los arrollados primavera. No sé cuando tuve una cena familiar con todos los integrantes de mi familia. ¡Que triste saber que la memoria femenina, que tanto sirve para archivar fechas que a los hombres los sacan de quicio, no pudo con el paso del tiempo!


Sigue lloviendo y sigo pensando mientras la garganta se me cierra y lloro como idiota. Al final siempre valoramos lo que teníamos cuando ya se ha difuminado. No sé por qué los seres humanos no somos capaces de apreciar lo que tenemos en cada respiro. Valoramos las cosas cuando ya no están… Callamos más de la cuenta, no decimos lo que sentimos, no cruzamos los ríos que deberíamos cruzar por miedo, por temor a exponernos. No nos jugamos la vida en un segundo porque siempre creemos que vendrá otro más en el reloj.

Y no sé si es por todo lo dicho que últimamente ando carpe diem, pensando que no tendré otro segundo… Que si siento algo debo decirlo. No sé si es porque extraño mi caos familiar que necesito decirles a mis más cercanos –incluyendo familia- cuanto los quiero. No deseo quedarme con las palabras en los labios, no quiero sentir más que me cobijo sobre muros que yo misma he construido para que nada me llegue, para que nada ni nadie me toque.

Si muero mañana no quiero pedir permiso a la Azotea para aparecerme en sueños de alguien y decirle lo importante que fue para mí… si bueno, puede sonar media –bastante- loca la idea que acabo de escribir pero creo que se logra captar lo que intento decir.

La vida es tan frágil, nuestra existencia es tan volátil…! Decidí aprovechar los segundos, quejarme menos y demostrar más. Y tal vez por todos estos pensamientos alocados es que hoy no puedo dormir, porque la casa está en silencio y solo estoy yo con el sonido de la lluvia y las teclas pensando en que estaría dispuesta a hacer para tener un buen abrazo mientras me duermo. Uno de esos abrazos gordos, cálidos que te hacen sentir que no importa qué sucede sobre tu cabeza, ahí, en esos brazos, estás a salvo.


Dejo de divagar… apagaré todo y trataré de dormir de nuevo pensando en que están todos aquí.

Canción del Momento: Solo la lluvia en el techo.

No hay comentarios.: