jueves, marzo 19, 2009

Sociedad desechable.




Este último tiempo me ha llamado la atención la gran cantidad de personas que se sienten solas. Sea porque se fue el pololo, por el exceso de trabajo, porque andan con depre o porque, simplemente, el estar rodeados de personas no llena el vacío extraño en el interior genera, actualmente, un sentimiento de soledad macabro.

Ahora que la gran mayoría de los hogares tienen teléfono, que muchos viven conectados a internet 24 horas al día, ahora que te pueden ubicar en cualquier parte por el celular creo que el ser humano se siente más solo que nunca.

Bueno, tal vez estoy exagerando.

Tampoco se permite mucho que las personas expresen sus sentimientos. Como si fuera anormal tener pena por más de dos días consecutivos. ¡Desde cuando la tristeza es como un pañuelito desechable! ¿Ah?
Ahora todo es para psicólogos y psiquiatras cuando, en verdad, creo que se les irían hartos pacientes si los más cercanos a éstos se dieran el tiempo de escucharlos un poco más, de acompañarlos aun cuando no deseen decir nada. Considero que hay un temor a hacerse cargo de otra persona, de velar por su bienestar… tal vez por lo mismo pocos hablan cuando tienen pena o sienten el mundo sobre sus hombros; quizás asumen que nadie va a estar ahí para escucharlos.
El temor a “dar la lata” cuando se está entrampado en estados de ánimos llorones es grande. El miedo a que tus amigos te dejen de lado por estar más de tres días “rara” también es alto. Y entonces solo queda encerrarse en la cueva hasta nuevo aviso y claro, desde la cueva mandar alguna frase ad-hoc por msn por si las moscas…

¿Cuándo nos volvimos tan individualistas? ¿Cuándo empezamos a reprimir grotescamente lo que sentíamos?

¡Como si la felicidad fuera un estado permanente! Hay días buenos, días malos, semanas malas incluso en que hay que estar ahí por el otro. No cuesta nada preguntar ¿cómo estás?, sonreír, tomar un café. Acompañar. No está en la naturaleza del hombre vivir aislado.
Creo que hay que volver a conectarse con uno mismo y con los demás. Preocuparse un poco. Ayudar porque se desea tender una mano a esa persona y no porque habrá algo a cambio.

No quiero ser parte de una sociedad desechable, me rehúso totalmente a ello.

Canción del Momento: Forgiven de Within Temptation.

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