A veces no se puede. No es que no se haga todo lo posible, que no ocupemos suficiente energía, cariño y entusiasmo; algunas cosas simplemente no están en nuestro camino y hay que aceptarlo. Asumirlo. No están escritas en nuestro destino y, por más que forcemos la tinta, jamás acaecerán.
Así que, habiendo hecho el esfuerzo correspondiente, no seguiré dándome golpes con la misma puerta y buscaré otra que si abra.
No quiero dejar de creer, por ello, no queda más que cambiar la ruta. Estoy cansada pero no me quiero rendir. Quiero conseguir aquello que deseo. Me da rabia tener que buscar otra vía, me enojo con los de Arriba por haberme dado tan mala brújula ¡Porque la mía es marca Acme… solo funciona los 30 de febrero! No sé si de La Azotea escucharán mis reclamos pero de verdad me fastidia tener que empezar tantas veces. Me agota que nada me salga fácil. Y lo que me enerva más es que no pierdo esa fe de seguir intentándolo una y otra vez, como estos monitos porfiados que se siguen levantando pese a los golpes. ¡Demonios! Hasta me he planteado la posibilidad de que la fe sea sinónimo de estupidez porque lo más sabio tras varios intentos sería botar el sueño por la borda, buscar unos nuevo o, simplemente, dejar de intentarlo todo.
Y mi fe-estúpida solo me dice que siga creyendo, que solo debo buscar otra ruta. Una nueva puerta.
¡¡¡Como si fuera muy fácil, como si entendiera mi brújula, como si entendiera el mapa. Aggght!!!
En fin…ahí voy de nuevo. Monita porfiada.
Canción del Momento: Claro de Luna de Debussy (Gracias Leito por iluminarme!)
Canción del Momento: Claro de Luna de Debussy (Gracias Leito por iluminarme!)
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